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Pedagogía Waldorf

De los 0 A 7 años: desde la concepción hasta los siete años: Imitación. Cada niño tiene sus propias capacidades para su vida futura, y nuestra responsabilidad de adultos es crear las oportunidades para que esas capacidades puedan alcanzar su máximo despliegue, su máxima expresión. Para eso, es necesario que nosotros comprendamos al niño, que sepamos cuáles son sus necesidades y tendencias inmanentes. El preescolar pretende propiciar un armonioso desarrollo del niño (humano en cierne) con una rítmica secuencia de actividades de expansión y concentración. El ritmo de las actividades y la regularidad horaria da seguridad al niño. Día tras día se repite la misma secuencia de actividades aunque variando los contenidos. Esto, junto con la periódica experimentación de las épocas del año y con las fiestas importantes, es la forma más adecuada para introducir en el niño la vivencia del tiempo, así como las actividades motrices ayudan a la adecuada ubicación de las dimensiones espaciales. Hay un complejo engranaje entre el desarrollo fisiológico y el desarrollo mental. Conforme se va desarrollando y madurando nuestro organismo físico, así se van liberando, o se van poniendo en disponibilidad ciertas energías síquico-mentales que, antes del momento oportuno, no están disponibles. Si al niño se le permite tener esta época de sueños durante el tiempo fisiológicamente indicado para ello, entonces, a su debido momento, despertará, y en adelante será un ser humano despierto en el sentido pleno de la palabra. En cambio, nuestro medio ambiente mecanizado le produce continuamente choques que dan origen a un despertar prematuro, es decir, despertar a una edad en la que el niño todavía debería estar soñando. Estas impresiones son las producidas por todos nuestros aparatos mecánicos, desde el tren eléctrico hasta la televisión, etc. Ellos "hunden" al niño prematuramente en su propio cuerpo, lo obligan a posesionarse de la conciencia de vigilia a una edad demasiado temprana, lo que produce un desequilibrio entre el desarrollo psicológico y el fisiológico: el psicológico se adelanta artificialmente al fisiológico, y a ese extemporáneo despertar contribuyen no solamente los aparatos exteriores, sino que si, en nuestra enseñanza en los primeros años, intelectualizamos prematuramente a los niños, el efecto es similar. Podemos -casi diría yo "desafortunadamente"- obtener resultados con este tipo de enseñanza intelectual, pero a un precio muy elevado; y este precio consiste en que a los niños a quienes se despierta prematuramente se les exige también prematuramente un alto rendimiento escolar; les truncamos sus facultades creadoras, facultades que todavía deberían seguir empeñadas en la modelación de un cuerpo sano, por algunos años más.
De 7 a 14 años: El corazón de la infancia. En esta edad tiene lugar una transición, siendo el cambio físico más importante, la pérdida de los “dientes de leche”. Por una parte el niño desarrolla una nueva y activa vida de imaginación, al mismo tiempo que una mayor disposición para el aprendizaje en sentido formal. Experimenta y expresa la vida por medio de sentimientos más definidos. A medida que evoluciona durante estos años del segundo septenio, también comienza a desarrollar una aptitud para pensar consecuentemente. Esta etapa ha de ser manejada con sumo cuidado, dado que aunque esta nueva aptitud necesita ser estimulada, la característica esencial del niño sigue siendo su universo imaginativo. Las exigencias relativas a los contenidos de enseñanza de las diferentes materias han de supeditarse pues, a las peculiaridades de cada edad y así satisfacer las exigencias de la realidad en que vivimos. El arte de enseñar supone guiar a los niños a un estado de receptividad a través del cual puedan hacer descubrimientos que queden como experiencias profundas. El trabajo de clase puede tener éxito sólo en un contacto directo entre el profesor y el alumno ya que el aprendizaje debe verse como un proceso integral y vivo, no un producto abstracto; aquí el arte no significa un curso específico, sino un proceso activo conjunto entre el conocimiento y la acción.
De 14 a 21 años: Hacia la edad adulta. El juicio racional. A los catorce años ha terminado la escolaridad primaria y se prepara para ingresar en uno de los septenios más dramáticos que tendrá que vivir: el tercer septenio. La adolescencia, tercera etapa evolutiva, es crucial para cultivar la capacidad de juicio racional. En esta etapa el alumno es capaz de utilizar su mente como instrumento objetivo. A partir de los catorce años aparecen las formas corporales características y determinantes de ambos sexos: la menstruación en las niñas; la aparición del vello; el cambio de voz, en los varones. Otros rasgos de la psicología del adolescente son un idealismo valioso y sano así como una vulnerable sensibilidad hacia sus propios sentimientos y experiencias. Estos aspectos necesitan protección. A partir de la pubertad muchos jóvenes disfrazan su condición interior: las chicas pueden volverse coquetas, atrevidas y desafiantes, los chicos suelen defenderse por medio de comportamientos introvertidos o por una aparente falta de interés en el mundo. Muy especialmente por los sentimientos de este período el joven necesita de una confianza explícita y de un guía. Con la adolescencia, el sentimiento se libera de las relaciones en que ha estado arropado hasta entonces y se hace oír en el alma del joven, dominado por simpatías y antipatías que fácilmente hunden al joven en el sufrimiento, la desesperación y la depresión. Esto ha de ser contrarrestado ofreciéndole oportunidad de que se concentre con todo su ánimo en algo externo y objetivo. Por tanto en esta edad, las asignaturas artísticas no son un lujo sino una necesidad vital y evolutiva. A través del dibujo, de la pintura en acuarela, del trabajo con madera, de la música, se modela el espacio anímico tan sensible ahora, y de esta manera se des-subjetiviza.

La pedagogía Waldorf busca el desarrollo de los niños a través del arte, la atención al ritmo aprendizaje y a sus necesidades de acuerdo a su etapa de desarrollo y un continuo contacto con su entorno.. 

Recibe el nombre de “Waldorf” debido a que Rudolf Steiner –creador de la pedagogía– trabajó para el dueño de la tabacalera Waldorf-Astoria. El objetivo era desarrollar una escuela alternativa para que los hijos de los trabajadores pudieran educarse. 

Pensada como una escuela libre, esta basó sus principales dinámicas y orientaciones en el desarrollo físico, emocional e intelectual a través del trabajo cooperativo y, al mismo tiempo, la autonomía. En este sentido, se aleja de los enfoques tradicionales relacionados con la memorización, por lo que promueve un aprendizaje significativo, donde el estudiante participa activamente en su educación. De esta manera, el entorno se convierte en un agente importante para la experimentación y creatividad. 

En este sentido, la individualidad de cada estudiante es fundamental, ya que no hay una única manera de aprender; por el contrario, las personas aprenden en función de diferentes factores, en los hay factores involucrados como la motivación o los estímulos. Considerando esto, cada uno puede desarrollar sus propios intereses y talentos, así como cultivar habilidades y pensamiento crítico.

¿Por qué Waldorf?

  • Porque tienen un trato respetuoso, individual y amable con cada niño/niña.
  • Porque fomenta el desarrollo de la autonomía y promueve la cooperación antes que la competencia.
  • Porque permite a los niños ser niños, y a los adolescentes, serlo sin abrumarlos con exceso de conocimientos o exigiendo habilidades cognitivas antes de tiempo.
  • Porque se le da valor a las experiencias reales, a los juguetes de materiales no tóxicos y sencillos que promueven la imaginación y la creatividad.
  • Porque la belleza, el orden, la sencillez, la armonía, el ritmo y la paz forman parte del día a día.
  • Porque la exigencia de la formación está en los detalles.
  • Porque reconoce la capacidad de imitación/emulación de los niños como vía para conquistar el mundo y hacerlo suyo.
  • Porque el día a día se ve alimentado por las artes, los trabajos manuales, la música y el teatro.

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¿En qué se diferencia la pedagogía Waldorf de la educación tradicional?

Relación Maestro – Estudiante

Los maestros Waldorf se esfuerzan por transformar la educación en un arte que eduque al niño en su totalidad; al hacerlo, estudiantes y maestros desarrollan una relación de confianza y valoración mutua.

En el recorrido por la escuela primaria, el maestro principal del aula generalmente permanece con el mismo grupo desde el primer hasta el octavo grado. Los estudiantes también forman relaciones con los maestros de clases especializadas. La seguridad de estas relaciones a largo plazo mejoran el aprendizaje, la confianza y las habilidades sociales y emocionales, al tiempo que garantiza que se satisfagan las necesidades de cada estudiante

Nuestros maestros involucran a los estudiantes enseñándoles de manera dinámica y colaborativa; buscan establecer dentro de cada estudiante su propio nivel más alto de excelencia académica; despiertan entusiasmo interior por el aprendizaje y el trabajo, y ayudan a los estudiantes a encontrar significado y dirección futura en sus vidas.

El arte como un eje fundamental en la educación

Las actividades artísticas (pintura, dibujo, música, teatro y otras formas de arte) forman parte del curriculum diario de todos los grados acompañando la evolución del niño y tienen como objetivo ayudarle a desarrollar las diferentes capacidades y destrezas, así como acompañarle en el proceso madurativo tanto físico como anímico- emocional.

Por ejemplo, los estudiantes podrían hacer una obra de teatro basada en el currículum de historia, o realizar una pieza en arcilla basada en la época de Biología.

La estructura de la clase: pensar, sentir y voluntad

Cada lección en nuestras clases está diseñada y planeada de manera que involucre las capacidades intelectuales (pensar), las capacidades artístico- emocionales (sentir) y las capacidades del hacer práctico (querer, voluntad)

Esto lo conocemos como Triformación; La triformación de la clase permite integrar el conocimiento y da como resultado experiencias de aprendizaje significativas y memorables.

Educación para una sana convivencia y construcción de comunidad

En nuestra Escuela velamos por vivenciar e inculcamos un profundo sentido de comunidad, En la Escuela Taller Sophia velamos porque los estudiantes establezcan relaciones estrechas con sus profesores, con sus compañeros y con otros adultos de la Escuela.

Los estudiantes desarrollan confianza, habilidades sociales y conciencia espiritual al  trabajar de forma cooperativa, respetarse, ayudarse y cuidarse unos a otros, su entorno y la Tierra.

Estructuración del currículo por épocas (4 semanas por área fundamental: lenguaje, matemáticas, ciencias sociales y ciencias naturales)

Los estudiantes a partir de los 7 años estudian el plan de estudios fundamental, como ciencias, lenguaje,  matemáticas, y materias como zoología, geografía, botánica en clases principales de 2 horas diarias cada mañana, durante 4 semanas.  Esta rotación de épocas permite a los estudiantes y a los docentes realizar una inmersión profunda en la materia.

Aproximación fenomenológica a la ciencia

Las ciencias se enseñan de manera experiencial y siguen un “enfoque fenomenológico”.  El Maestro organiza un experimento y pide a los estudiantes que observen, reflexionen y discutan el experimento. Este proceso permite a los estudiantes pensar críticamente y descubrir conclusiones (leyes, fórmulas, etc.) por sí mismos y en grupo. Este enfoque enseña el verdadero pensamiento científico de manera orgánica y crea confianza en la capacidad de razonar.

El currículo va conectado al Momento Evolutivo

Cuando al hombre se le concibe como un ser espiritual que se une a la materia y de forma progresiva va entrando en su propia corporalidad, surge una nueva visión del hombre y de sus etapas evolutivas, y si se quiere educar acorde a esa naturaleza, surge el fundamento de la pedagogía Waldorf.

La estructura del currículo Waldorf ofrece un camino del desarrollo estructurado o de andamiaje a través de todas las asignaturas y actividades así como a través de la forma en la que está organizado el aprendizaje. Canaliza y guía el desarrollo humano. El hecho de que todos los niños de una clase en concreto o de un grupo de aprendizaje se encuentren con las mismas historias, experiencias y retos a la vez, a menudo presentados por el mismo maestro (ya sea el tutor o el maestro de la asignatura), armoniza su desarrollo. Algunos estarán a punto para nuevos retos; otros precisarán de apoyo para involucrarse en ellos. He aquí un aspecto muy importante del aprendizaje social.

Entorno natural, huerta y jardinería

Nuestro entorno campestre y al aire libre, es una extensión de nuestro salón de clases.  Nuestros estudiantes se deleitan con el “trabajo real” de preparar la tierra, hacer abono, plantar, cultivar y cosechar, permitiéndoles tener una mejor comprensión y un aprecio más profundo por la agricultura y los alimentos que consumimos. La jardinería y la huerta son formas significativas de mejorar la voluntad y desarrollar la motricidad gruesa. Los estudiantes también utilizan la huerta y los jardines en sus lecciones de arte y ciencias.  Por ejemplo, como parte de la botánica, los estudiantes observan las plantas a medida que crecen y luego dibujan o pintan las mismas plantas que han plantado.

Salidas Pedagógicas

En nuestra escuela damos relevancia a las salidas pedagógicas como vivencias de lo aprendido dentro de las áreas del conocimiento, y como oportunidades para adquirir nuevas y enriquecedoras experiencias, además de la construcción y apropiación del conocimiento.

Al aportar vivencias necesarias que estimulan los procesos de apropiación de conocimientos en temas específicos, se logra dirigir un proceso de aprendizaje significativo.


Las salidas pedagógicas son una herramienta fundamental dentro de lo que constituye el círculo de la pedagogía Waldorf para cada grado escolar. Ellas van dirigidas al logro de objetivos determinados con relación a lo que cada niño necesita en cada etapa escolar, tanto en lo cognitivo como en lo social, además aporta la vivencia necesaria para enriquecer la experiencia del estudiante en los procesos del conocimiento en temas específicos, lo que hace de su aprendizaje algo más vivo y significativo.

La evaluación promueve el trabajo cooperativo y el desarrollo de la motivación interna para alcanzar su más alto potencial

El estudiante no compite con nadie más que no sea él mismo.

En las escuelas Waldorf hay dos formas básicas de evaluación: la evaluación para el aprendizaje y la evaluación del aprendizaje. Los dos métodos se usan para hacer el seguimiento de la calidad de la enseñanza y para medir los logros de los estudiantes según unos criterios pertinentes, relacionados con el grado que cursan y su momento evolutivo.